Pla de l'Os
Miles de personas pisan a diario el mosaico que Joan Miró realizó en medio de las Ramblas de Barcelona. Algunos ni se dan cuenta; otros se detienen para contemplar los colores característicos del artista barcelonés. Pero muy pocos saben que este espacio de La Rambla fue emblemático para la ciudad.
Dicen que los barceloneses se quedaban atónitos ante las puertas que el conde Berenguer IV hizo traer de Almería como trofeo de guerra. El antiguo portal de Santa Eulàlia fue rebautizado como el de la Boqueria gracias a su precioso trabajo arabesco. Con el derribo de la muralla en 1760 la puerta desapareció y dejó en su lugar una explanada: el Pla de l'Os.
Fue aquí donde en 1976 el artista Joan Miró hizo realidad su idea de ubicar una de sus obras en el pavimento de la Rambla, muy cerca del Pasaje del Crèdit donde había nacido 83 años antes. Su intención era que los paseantes de la Rambla pisaran el mosaico, y no le importaba si con el paso del tiempo quedaba dañado. Aún así, el Ayuntamiento de Barcelona se encargó de restaurarlo en el 2006 para celebrar el trigésimo aniversario de esta emblemática obra de Joan Miró. Entonces, los mosaicos que lo formaron se habían deteriorado devolvió el color, que se había deteriorado mucho, a los adoquines que lo forman se habían deteriorado y perdido su color.
El mosaico tiene la forma circular del cosmos. Sus colores elementales, amarillo, azul y rojo, y sus formas simples hablan el lenguaje propio del artista. Un lenguaje intuitivo que recupera la pureza del mundo de la infancia.